Momento actual de cuarentena por COVID-19, efectos psicológicos

Momento actual de cuarentena por COVID-19, efectos psicológicos.

Leonardo Arrieta

Desde que el mundo se ha encontrado condicionado a un período de cuarentena, son numerosos los efectos psicológicos que han aparecido en la población. Sabemos que el confinamiento actual ha acarreado efectos negativos en una parte significativa de las personas. Las que se ha visto privada de circular y relacionarse libremente, de llevar a cabo normalmente sus estudios y/o trabajos, de acceder a eventos de ocio, recreativos y/o culturales… en fin, de verse sustancialmente privados de desarrollar rutinas y actividades cotidianas.

Numerosas experiencias previas en todo el mundo demuestran que la separación y restricción del movimiento de personas, que se encuentran potencialmente expuestas a una enfermedad contagiosa, tienen consecuencias comprobables en la salud mental. Siendo en algunas situaciones detectadas recién varios meses después de terminada la cuarentena.

La revisión de Brooks y cols.[1], publicada en la prestigiosa revista The Lancet en Marzo de este año por investigadores del departamento de Medicina Psicológica del King’s College de Londres, recopiló estudios específicos sobre el impacto psicológico que puede tener una cuarentena en humanos. En dicha revisión de 24 experiencias previas de aislamiento frente a distintas epidemias, se pueden apreciar los efectos psicológicos de cuarentenas recientes[2]. Dicho meta-análisis muestra que en dichos casos los factores estresantes están asociados a la extensión del tiempo de cuarentena, los temores de infección, el aburrimiento, la frustración, la información insuficiente, los efectos económicos, la falta de suministros (insumos médicos, alimentación, vestimenta, alojamiento…), entre otros.

En dicho contexto, los efectos psicológicos que se han podido pesquisar guardan relación con sintomatología relacionada con trastorno de estrés agudo, estrés postraumático, conductas evitativas, trastornos ansiosos y depresión.

En relación a los efectos posteriores al período de aislamiento, estudios sobre el SARS, mostraron que una vez que la cuarentena terminaba las personas continuaban presentando sintomatología asociada. Como datos interesantes se puede destacar el que el tener antecedentes de enfermedad psiquiátrica se relacionó con experimentar ansiedad y enojo 4–6 meses después de la liberación de la cuarentena. Por otro lado, el personal de la salud que había sido puesto en cuarentena se mostró particularmente afectado. Estos trabajadores tenían síntomas más graves de estrés postraumático que otras personas que habían sufrido la cuarentena. Las encuestas mostraron que ellos sintieron una mayor estigmatización y rechazo de parte de la comunidad. “Los participantes en varios estudios informaron que otros los trataban de manera diferente: evitándolos, retirando invitaciones sociales, tratándolos con miedo y sospecha, y haciendo comentarios críticos.”[3] Dichas personas exhibieron más conductas de evitación después de la cuarentena, informaron una mayor pérdida de ingresos y fueron consistentemente más afectados psicológicamente. Ellos informaron sustancialmente más enojo, molestia, miedo, frustración, culpa, impotencia, aislamiento, soledad, nerviosismo, tristeza, preocupación, y se sintieron “menos felices” según las encuestas realizadas.[4] Dicha revisión sugiere finalmente que el impacto psicológico de una cuarentena es amplio, sustancial y puede ser duradero.

Por otro lado, numerosos estudios previos daban cuenta de cómo el aislamiento social podía encontrarse al origen de ciertas patologías psicológicas tales como la ansiedad, los problemas de comportamiento, la adicción e incluso la depresión.

Sabemos que el padecer un aislamiento obligado puede llegar a convertirse en un sufrimiento y un riesgo para la persona. Las organizaciones de Salud mental en todo el mundo concuerdan en que la soledad prolongada es una fuente de estrés y de sentimientos negativos hacia uno mismo y hacia otros, pudiendo conducir a la depresión.

En Francia, desde el Instituto Nacional de la Salud y de la Investigación médica, INSERM, se ha anunciado que el Laboratorio de Neuropsicología cognitiva y fisiopatología de la esquizofrenia dirigido por Anne Giersch, acaba de lanzar una encuesta en la población general para estudiar los efectos de la reclusión obligada de la población por el COVID-19.[5] Retomando los elementos del metaanálisis del equipo de Brooks que acaba de aparecer en The Lancet, este grupo de investigadores busca evaluar los efectos que pueda tener la cuarentena actual en Francia. Este estudio parte de la base de que el aislamiento posee un impacto psicológico perjudicial para las personas. De esta manera, el cuestionario incluye preguntas relacionadas con ansiedad, depresión, violencia e incluso síntomas psicóticos.

Para finalizar con esta introducción, recordemos que el 6 de marzo de 2020 aparecieron en la revista especializada General Psychiatry los primeros resultados sobre los efectos psicológicos del Coronavirus en China. Se trata de una encuesta nacional sobre el nivel de angustia psicológica en la población china frente a la epidemia de Covid-19[6]. A través de un cuestionario autoadministrado en línea, los autores recolectaron 52.730 respuestas. A través de lo cual se pudo medir la prevalencia y la gravedad de estos trastornos psicológicos. Se buscó establecer la carga actual de salud mental en la sociedad china para llegar a proporcionar una base concreta para adaptar e implementar políticas relevantes de intervención en Salud mental con el propósito de enfrentar la problemática de manera eficiente y efectiva.[7] A través de este estudio, que es la primera encuesta nacional a gran escala de angustia psicológica en la población general de China durante la epidemia de COVID-19, se obtuvieron los siguientes resultados. Casi el 35% de los encuestados experimentaron angustia psicológica. Las mujeres encuestadas mostraron angustia psicológica significativamente mayor que sus homólogos masculinos. Las personas menores de 18 años tuvieron las puntuaciones más bajas, siendo las personas entre 18 y 30 años de edad o mayores de 60 los que presentaron los puntajes más altos de angustia psicológica. Llama también la atención el que las personas con educación superior tienden a tener más angustia, probablemente debido a una mayor autoconciencia de su salud. Por otro lado, los trabajadores migrantes experimentaron el mayor nivel de angustia entre todas las ocupaciones.

Dentro de las recomendaciones que hace el estudio de Qiu para futuras intervenciones se mencionan las siguientes: (1) se debe prestar más atención a los grupos vulnerables como los jóvenes, los ancianos, las mujeres y los trabajadores migrantes; (2) la accesibilidad a los recursos médicos y al sistema de servicios de salud pública debe fortalecerse y mejorarse aún más, en particular después de revisar el manejo inicial y el manejo de la epidemia de COVID-19; (3) se debe establecer una planificación y coordinación estratégica a nivel nacional para primeros auxilios psicológicos durante desastres mayores, potencialmente entregados a través de la telemedicina, y (4) se debe construir un sistema integral de prevención e intervención de crisis que incluya monitoreo epidemiológico, detección, derivación e intervención dirigida para reducir angustia psicológica y prevenir más problemas de salud mental.[8]

En Chile, desde el Ministerio del Trabajo y Prevención Social, el Instituto de Seguridad Laboral ha hecho especial énfasis en el desequilibrio psicológico que puede conllevar el tener que estar trabajando desde el propio domicilio, vía online, el que puede dar paso a alteraciones de la conducta y altos niveles de estrés. Desde el Colegio de Psicólogos de Chile, se ha hecho un llamado a los profesionales a contribuir en el afrontamiento del actual problema de Salud mental, poniendo a disposición la profesión tanto en forma individual como organizada. Se espera que se hagan presentes aportes específicos que ayuden a reducir los efectos psicológicos negativos que puedan estar surgiendo en nuestra población bajo este período de cuarentena.

Por nuetra parte, hemos querido difundir a la mayor cantidad de personas el tratamiento de Relajación terapéutica Bergès y su adaptación para el contexto de confinamiento actual debido a la emergencia sanitaria. Este método de trabajo corporal no sólo puede ser difundido a través de la telemedicina, en modalidad online, sino que además integra la posibilidad de una práctica autónoma en espacios reducidos.
Esperamos que nuestra colaboración directa e indirecta a través de la formación de profesionales en Salud mental, pueda ayudar a muchos a sobrellevar los síntomas que actualmente estamos viendo aparecer de manera cada vez más generalizada. No solamente por la extensión recurrente del período de confinamiento, sin que sepamos a la fecha cómo esto evolucionará para nuestro país, sino que además por los cambios, interrupciones o supresiones definitivas de las fuentes laborales de manera abrupta, con los sensibles efectos socio-económicos que esto conlleva.
  
Santiago de Chile, 6 de Junio 2020



[1] Samantha K Brooks, PhD, Rebecca K Webster, PhD, Louise E Smith, PhD, and cols. The psychological impact of quarantine and how to reduce it: rapid review of the evidenceThe Lancet Vol 395, N10227, p912-920, 14 de Marzo 2020. DOI:https://doi.org/10.1016/S0140-6736(20)30460-8.
[2] Los estudios referidos se realizaron en distintos lugares del mundo, focalizados en las cuarentenas por SARS (2004-5, 2007-8-9); Gripe equina (2008); N1H1 (2011-2-3); MERS (2016); Ébola (2015, 2017-8-9). 
[3] Brooks S. and cols. Ibid.
[4] Ibid.
[5] Unidad 1114 INSERM, Universidad de Strasburgo, Francia.
[6] Qiu J, Shen B, Zhao Mand cols. A nationwide survey of psychological distress among Chinese people in the COVID-19 epidemic: implications and policy recommendations General Psychiatry 2020;33:e100213. doi: 10.1136/gpsych-2020-100213.
[7] Ibid.
[8] Ibid.

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